25 de enero de 2010

Sólo los ángeles (de Hollywood) tienen alas (en la lengua).

...o "EL ARTE PERDIDO DEL DIÁLOGO".

Cuando Howard Hawks rodaba "The Air Circus" (1928), que había sido concebido como film mudo, el sonoro irrumpió con toda su fuerza, y el estudio decidió convertirla en una película "hablada". Le asignaron un director de diálogos que había sido actor de teatro, y a Hawks no le gustó lo que puso en boca de sus personajes. "Tal vez yo no sepa nada de diálogos, pero se como habla la gente", dijo Hawks, "y la gente no habla así".





Hawks decía muchas otras cosas interesantes, como por ejemplo "soy tan cobarde que hasta que no tengo un buen guionista no quiero hacer una película..."
Un buen guionista era Jules Furthman, y además alguien que, como él, "sabía cómo hablaba la gente".
La gente que aparece en las películas de Hawks no es precisamente un funcionario ahogado en la rutina. Son, como dicen los manuales de guión, "personajes más grandes que la vida".

Tipos capaces de pilotar un avión a través de los andes en medio de una tormenta; de comerse el filete destinado a un compañero que acaba de estrellarse; de morir en soledad para no correr el riesgo de perder la dignidad.
¿Y cómo habla un tipo así, por ejemplo este último? ¿Cómo es la última conversación que tiene con su camarada, con su amigo del alma?

KID: ...Geoff

CARTER: ¿Qué?

KID: Échalos de aquí, rápido...

CARTER: ¡Venga, largo! Y tú también, doctor, mueve los pies. ¿Qué pasa, Kid? A mí me lo puedes decir...

KID: No quiero que me vean... No es que tenga miedo, Geoff, sólo es que no quiero que me vean... No es miedo.

CARTER: Claro, ya lo se.

KID: Es como cuando haces algo por primera vez, como en mi primer vuelo en solitario... tampoco entonces quise que me vieran... No se si lo voy a hacer bien.

CARTER: ¿Quieres que me vaya yo también?

KID: Me fastidiaría quedar en ridículo delante de tí, Geoff...

CARTER: Claro... claro que sí, compañero. Adios, Kid.

KID: Adios, Geoff.


¿Y cómo hace un grupo de aviadores, perdidos en un puerto bananero de Ecuador, para vencer su miedo a volar en aparatos paupérrimos, en condiciones atmosféricas adversas, para no salir corriendo a dedicarse a otra cosa cuando uno de sus compañeros acaba de estrellarse? Pues lo hacen así. Y como todo en esta película, y en muchas otras que salieron de las prodigiosas mentes del sr. Hawks y sus guionistas, es una delicia.





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